domingo, 25 de abril de 2010

actividad Nº4

Las algas: la verdura del mar
El uso alimentario de los vegetales marinos, en la cuenca mediterránea, está documentado desde el año 600 a de C. Aunque se han encontrado datos de su inclusión en la alimentación humana que datan de 10.000 años atrás en Oriente, especialmente en Japón donde las algas pueden llegar a constituir el 25% de la dieta.

En la mayoría de países europeos las algas se han ganado un lugar en la gastronomía local, como por ejemplo en Austria y Alemania donde utilizan las algas para elaborar un tipo de pan muy apreciado, el Algenbrot, un pan de cereales al cual se le agrega un 2-3 por ciento de algas disecadas en la harina.

Bajo la influencia de las dietas macrobióticas se ha valorizado mucho el consumo de algas en Occidente. España no ha sido ajena a este movimiento y desde hace unos años se están llevando a cabo una experiencias pioneras y artesanas en Redondela (Pontevedra) donde además de las conocidas algas japonesas nos ofrecen otras tres típicamente atlánticas; el sabroso espagueti de mar, el musgo de irlanda y el fucus.El descubrimiento de la penicilina en 1928 desencadenó la búsqueda sistemática de otros antibióticos a partir de microorganismos del suelo, lo que condujo al descubrimiento de la estreptomicina, la neomicina, el cloranfenicol y la clorotetraciclina. Durante muchos años, la investigación se centró en las plantas y microorganismos terrestres, principalmente porque sus especímenes son fáciles de obtener. Sin embargo, una parte cada vez mayor de la investigación farmacéutica más prometedora se centra actualmente en el mar, porque la evolución de los organismos marinos ha dado lugar a moléculas de gran interés biológico.

El descubrimiento de la penicilina en 1928 desencadenó la búsqueda sistemática de otros antibióticos a partir de microorganismos del suelo, lo que condujo al descubrimiento de la estreptomicina, la neomicina, el cloranfenicol y la clorotetraciclina. Durante muchos años, la investigación se centró en las plantas y microorganismos terrestres, principalmente porque sus especímenes son fáciles de obtener. Sin embargo, una parte cada vez mayor de la investigación farmacéutica más prometedora se centra actualmente en el mar, porque la evolución de los organismos marinos ha dado lugar a moléculas de gran interés biológico.

Las esponjas fueron objeto de numerosos estudios tras el descubrimiento, en 1959, de que algunas de ellas producían sustancias con actividad antimicrobiana. Los investigadores no tardaron en descubrir que otros invertebrados, como los tunicados, las ascidias, los equinodermos, los briozoos, los corales y los moluscos producían sustancias similares. Biólogos y químicos de todo el mundo se lanzaron al estudio de los productos de origen marino, dando lugar a la eclosión de la bioprospección marina: la búsqueda de organismos acuáticos para la investigación y el desarrollo de nuevos productos terapéuticos. En la década de 1980, el descubrimiento de varios compuestos de origen marino capaces de inhibir el crecimiento de cultivos celulares estimuló el interés del sector farmacéutico.
Yondelis®, el primer fármaco para el tratamiento de los sarcomas de tejidos blandos que se comercializa en los tres últimos decenios, es un ejemplo excelente del tipo de medicamentos que pueden obtenerse de la investigación de los organismos marinos. PharmaMar, una biofarmacéutica española subsidiaria del Grupo Zeltia, se fundó en 1986 con el objetivo principal de investigar los recursos marinos como fuente de nuevos principios activos para el tratamiento del cáncer. Es una empresa pionera en este campo y su labor fue recompensada en 2007 cuando la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) y la Comisión Europea autorizaron la comercialización de Yondelis (trabectedina). Yondelis es el primer fármaco antitumoral de origen marino elaborado por una empresa española. Su aprobación viene a confirmar el potencial del mar como fuente de nuevos medicamentos.

El producto se obtuvo por extracción de la ascidia Ecteinascidia turbinata. La necesidad de extraer grandes cantidades de la ascidia para aislar los ingredientes activos hizo que se elaboraran técnicas de maricultura, así como de síntesis orgánica del producto. En la actualidad se obtiene por semisíntesis a partir de la cianosafracina, un metabolito de la bacteria Pseudomonas fluorescens.

Las Ascidias (Ascidiacea) son invertebrados marinos bentónicos, que crecen sobre el fondo marino en formas solitarias o coloniales. Pertenecen al grupo de los Tunicados, llamados así porque la pared de su cuerpo segrega una túnica constituida por una sustancia celulosa llamada tunicina. La ascidia Ecteinascidia turbinata vive en las zonas tropicales y subtropicales del Atlántico, desde las costas mediterráneas hasta el norte del Brasil y la región caribeña. La especie se encuentra en todos los ecosistemas litorales, desde la zona de las mareas hasta los arrecifes exteriores.

Otras compañías farmacéuticas, como Novartis, Aventis, Eli Lilly, Inflazyme Abbott, Wyeth, y Taiho Pharmaceuticals Co, están poniendo a punto productos terapéuticos de origen marino. A continuación mencionaremos algunos de los que se encuentran actualmente en fase de investigación clínica.

El primer compuesto marino que fue objeto de ensayos clínicos de fase II en seres humanos fue la didemnina, aislada por el grupo de Rinehart en la Universidad de Illinois a partir del tunicado Trididemnum solidum.

actividad Nº3

El accidente de Seveso
La Directiva 96/82/CE, relativa al control de los riesgos de accidentes graves en los que intervengan sustancias peligrosas, más conocida como Seveso II, que sustituyó a la Seveso I de 1982, toma su nombre del accidente ocurrido en la localidad italiana de Seveso en 1976, en una fábrica de productos químicos. El accidente, uno de los más graves de la reciente historia industrial de Europa, provocó la emisión de una nube de gases tóxicos con una alta proporción de dioxinas que llegó a las zonas vecinas, especialmente a la localidad de Seveso, en donde 736 personas fueron evacuadas y hubo que descontaminar suelos y viviendas. Unos 3.300 animales, principalmente pollos y conejos, murieron en los alrededores de la fábrica y unos 77.000 animales fueron sacrificados para impedir que la dioxina 2,3,7,8-TCDD (dioxina muy tóxica, cancerígena y disruptora endocrina) entrara en la cadena trófica.

Estudios realizados con posterioridad a este suceso demostraron que, entre otros efectos, aumentó significativamente el ratio de nacimientos de niñas/niños en aquellas parejas con altos niveles de concentración de esta dioxina como consecuencia de su exposición a la nube tóxica originada por el accidente.

actividad Nº1



Dióxido de carbono

El dióxido de carbono (CO2) es un gas incoloro, denso y poco reactivo. Forma parte de la composición de la tropósfera (capa de la atmósfera más próxima a la Tierra) actualmente en una proporción de 350 ppm. (partes por millón). Su ciclo en la naturaleza está vinculado al del oxígeno. El balance del dióxido de carbono es sumamente complejo por las interacciones que existen entre la reserva atmosférica de este gas, las plantas que lo consumen en el proceso de fotosíntesis y el transferido desde la tropósfera a los océanos. El aumento del contenido de dióxido de carbono que se verifica actualmente es un componente del cambio climático global, y posiblemente el mejor documentado. Desde mediados del siglo XIX hasta hoy, el aumento ha sido de 80 ppm. El análisis de gases retenidos en muestras de hielo obtenidas a distintas profundidades en Antártida y Groenlandia, ha permitido conocer la concentración de dióxido de carbono atmosférico, y de otros gases del llamado efecto invernadero, durante por lo menos los últimos 150.000 años. Estas concentraciones han variado en la escala temporal de las glaciaciones, con concentraciones bajas durante los períodos glaciales (temperaturas bajas) y relativamente altas durante los períodos interglaciales (temperaturas altas), con transiciones rápidas tanto en la variación de la temperatura como de la concentración de dióxido de carbono. Se ha discutido si este aumento del contenido de dióxido de carbono atmosférico corresponde o no a estas fluctuaciones naturales, dado que transitamos por un período postglacial. A partir de la misma fuente de información, las burbujas de gas retenidas en hielos de diferentes edades, se ha comprobado que el actual incremento de la concentración de dióxido de carbono se superpone a la variación esperada del mismo y los niveles alcanzados superan a los registrados en el pasado, siendo el aumento sustancial y acelerado durante los últimos 160 años e indudablemente causado por la actividad humana.

Se estima que este aumento es causado por una concurrencia de factores entre los cuales el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo y derivados, gas) y las quemas con fines agrícolas pueden señalarse como los más significativos. Se calcula que este aumento del nivel de dióxido de carbono ocasione cambios climáticos considerables.

-Cambio climático global

Cambio global signifca, en el uso restringido que se le dá hoy al término, un calentamiento global de la atmósfera producido por el aumento de la concentración de los gases de invernadero en la atmósfera. Entre los más importantes de ellos se encuentra el dióxido de carbono (CO2), el vapor de agua, los compuestos clorofluorcarbonados (CFC) y el metano (CH4). Su aumento tiene que ver con el incremento del consumo de energía y de la actividad agrícola - ganadera (CH4) e industrial (CO2 y CFC). Este aumento de temperatura trae aparejado un cambio en las otras variables climáticas, o sea un “cambio climático global”.

Cambios cuali y cuantitativamente diferentes se han producido con cierta frecuencia durante todos los períodos geológicos y mucho antes de la aparición del hombre. Si hablamos de un posible cambio global actual pensamos en un cambio provocado por las actividades globales del hombre, que abarcan la sobreexplotación de los bosques, el uso indiscriminado de las reservas energéticas, la producción de alimentos y la actividad industrial en general. Asimismo, el crecimiento desmedido de la población mundial, en un planeta que podría absorber tal vez, los desechos de una población de mil millones de habitantes humanos, y ha llegado a un estado de crisis al casi sextuplicar la cifra.

Las actividades mencionadas están cambiando paulatinamente la atmósfera terrestre, reforzando el efecto invernadero.

En la cercanía del suelo, la atmósfera contiene en el momento actual: 0,035% de CO2, 20,95% de O2), 78,08% de N2 y 0,3% de N2O (Datos de la Organización Meteorológica Mundial, 1986.